Negocios Turbios

El Almacén en la zona del barrio de Poble Nou (Barcelona) permanecía sumido en la mas profunda oscuridad, rota timidamente en algunas zonas donde la tímida Luz lunar acompañada con la de las farolas de las estrechas callejuelas del exterior se filtraban por alguno de los enrejados ventanales cuya mayoría lucían alguna que otra fisura o impactos de piedra, producto seguramente de los juegos de los crios de las barriadas vecinas. El Almacen no estaba demasiado alejado de la zona de discotecas y bares de copas de Marina, por lo que de tanto en tanto podía escucharse algo de alboroto de los grupos de jovenes que se dirigian hacia allí.

sin embargo, en el interior todo estaba sumido en el mas absoluto de los silencioa, solo interrumpido de tanto en tanto por el goteo lejano de alguna cañería que sonaba ritmicamente. La pálida luz del exterior iluminaba precariamente el relieve de grandes embalajes amontonados que lucían carácteres chinos, todos ellos cubiertos por unas sucias y pesadas lonas. Unas escaleras metálicas ascendían hacia los altillos de la nave que mamparas parecian separar del almacen unas oficinas donde a primera vista entraba algo mas de luz, aunque una cerilla en toda aquella oscuridad podría haber dado la sensación que iluminaba como una bombila alógena.
El rechinar de una puerta oxidada resonó en el almacen, entrando dos hombre trajeados de negro, uno de ellos tomó asiento en uno de los embalajes mientras se colocaba distraidamente un cigarrillo en los labios, encendiendo su extremo con un mechero que ocultó en su chaqueta junto a la cajetilla. El silencio fue roto por el que se mantenía en pie.

- Crees que tardará en llegar el camión? todo esto debe de estar en el puerto a las 4 de la mañana.

El otro se limitó a encogerse de hombros.

- Descuida, Él se ha ocupado de todo - dedicó una distraida mirada a las alturas, donde estaban las oficinas - limitémosnos a hacer aquello por lo que nos pagan

Ya no aguantaba mas en ese hotel, no podia dormir, y menos al lado de alguien que sabia que era un ángel... -Duermo con el enemigo... esto es indigno...- Se dijo a si misma, resignada, pero aun así algo le impedia separarse de Richard, habian hecho un pacto y tendria que cumplirlo, y después de lo que habia ocurrido entre ellos dos no sabia que hacer...

Sus tacones metalicos resonaban en las calles vacias y oscuras. El suelo estaba humedo y el ambiente era algo frio, pero ella habia decidido estrenar algo de la ropa que le habian comprado. Una mini falda de cuero con una pequeña raja a un lado y un corsé, tambien de cuero, le habian gustado mucho esas prendas. Su armadura, ahora reducida, tan solo se mostraba en sus piernas, formando unas botas metalicas hasta las rodillas y con tacón de aguja, en el brazo relucia la piedra rojiza que quedaba sobre la muñeca y también habia formado una gargantilla con otra piedra roja en el centro... No habian marcas en su rostro ni nada que delatase su condición, escepto su aura y quien supiese rastrearla, y esos ojos dorados con las pupilas verticales. Aunque a esa hora de la noche tan solo habian jovenes borrachos que habian decidido salir esa noche... Quizás se pasase por algún bar, donde tal vez encontraría alguien lo suficientemente oscuro como para saciarla por esa noche.

Pero algo hizo que sus pasos se detuviesen, una sensación familiar recorrió su cuerpo y sintió el olor de alguien lo suficientemente especial como para dejarlo todo por el... Pero era imposible, hacia doscientos años que no lo sentia, según le habian contado el habia muerto, y por primera vez en su interior sintió eso que los humanos llaman "tristeza" y ella no podia permitirse el lujo de sentir nada, sabia desde siempre que su padre no habria sentido eso si a ella le ocurriese algo, y se convenció mas de eso al notar su presencia tan cerca como para saber que estaba vivo y no le habia dicho nada, aunque no le dio importancia, era su padre, y queria verlo...

Se desvió del camino hacia los bares en busca de una presa y caminó hacia los almacenes que habian unos cuantos metros mas allá, su instinto la guió y la hizo detenerse frente a las puertas de un almacén donde parecia haber movimiento, aunque no mucho... Se podia ver una leve luz que casi no alumbraba nada y poco mas, todo estaba en completo silencio...

La entrada principal del almacen, la cual lucía varios desconchones y clapas donde faltaba la pintura, daba a un pequeño patio donde se apilaban restos de palés mohosos, bidones oxidados y poco mas que atrajese la atención aparte del mal estado del suelo, de cuyas grietas surgian pequeñas plantas de aspecto insano. La vieja y oxidada verja que lo separaba de la calle estaba abierta de par en par, dejando espacio suficiente para que pudiese entrar dos coches y algo mas.

La fría fachada estaba provista de una gran puerta abatible azul que podría dar acceso a un camión de carga y descarga cuya pintura parecía haber perdido color pero donde aun se podían leer en letras blancas ''Centex, transporte nacional/internacionl''. Todos los ventanales estaban protegidos por un enrejado.

Un seco chasquido provino de la gran puerta, entrebriéndose una puerta mas pequeña sobre la gran puerta abatible, invitándola a entrar a las oscuras y frías entrañas de la nave.

¿Podia ser que alguien la hubiese escuchado? Se preguntó, aunque no dudó mucho cuando dio su primer paso, aproximandose a la puerta que le invitaba a entrar... Sus pasos eran seguros y resonaban en la calle, se silenciaron un momento cuando cruzó la puerta. Lo observaba todo con curiosidad y tambien precaución, aunque de momento no sentia ningun peligro acechandola.

No pretendia ser sigilosa ni pasar desapercivida cuando llegó al interior del almacén, donde descubrió a dos hombres, uno de pie, otro sentado, conversando sobre algo. Antes de decirles nada observó el caminón que parecia estar esperando una carga y después, su mirada dorada se posó de nuevo en esos dos hombres, quizas ellos podrian ayudarle. No sabia que pintaba su padre en ese sitio, aunque su presencia era cada vez mas fuerte...

Carraspeó un poco, para que reparasen en ella, ya que se encontraba oculta entre las sombras y lo unico que se veia era el leve brillo de sus gemas rojas y sus ojos dorados... - Quizas vosotros podais ayudarme... ¿Donde me encuentro...? - Avanzó un poco mas, ahora sus caderas se contoneaban con cada paso que daba y en sus labios se dibujó una suave sonrisa, seductora. Una de sus manos se deslizó sobre una cadera, acariciandosela levemente mientras caminaba... De nuevo podia ser ella...

Ajenos al chasquido de la puerta principal y a la recién llegada, ambos hombres hablan poco animadamente y en voz baja, el sonido de los tacones parecen llamar su atención, volviéndose hacia la recién llegada. Ambos llevan sus manos al interior de sus chaquetas, tomando la culata de sus armas pero sin desenfundarlas. El que permanecía sentado en el embalaje baja de un salto con expresión fría que parece relajarse al ver a la mujer de pronunciadas curvas y voluptuoso cuerpo.

- En una fiesta donde no has sido invitada... - murmulla el hombre que permanecía en pie, retirando el seguro del arma mientras muestra una semi-automática de 9mm.

Su compañero alza el brazo, con el cigarro encendido en los labios sonriendo divertido.

- Vamos, no seas grosero Bengus, por su aspecto seguramente sea una invitada de Él, pinta de ser de las de lujo - deja escapar una risita, hablando con tono despreocupado y relajandose, retirando la mano del interior de su chaqueta - quizas podríamos divertirnos algo con ella...

Camina acercándose a ella, rodeándola para ver de cerca y mejor la 'mercancia' mientras el otro, Bengus, no parece tan relajado como su compañero, sosteniendo el arma con fuerza pero sin apuntarle

Hombres... ¿Que se puede esperar de ellos al ver una mujer con un cuerpo hermoso? La pelirroja sonrie de medio lado y sus dorados ojos emiten un leve brillo, mas intenso, aunque poco a poco va desapareciendo, mostrando sus pupilas verticales. Avanza un poco mas, con la mano aun sobre su cadera. No parece alarmarle el hecho de que uno de ellos haya sacada a relucir su arma, ni tampoco no ser bienvenida... Pero tiene que seguir con el juego si quiere sacarles información sobre el paradero de su padre, aunque seria mas facil deshacerse de ellos ahi mismo y buscar por su cuenta, su instinto nunca fallaba, aunque preferia no hacerlo de momento, quizás le eran utiles a el...

-Vaya... para ser una fiesta pareceis bastante aburridos... ¿O a caso es una fiesta solo para hombres?... Creo que ya me entendeis...- su voz suena como un ronroneo y acaricia los sentidos de ambos hombres, aunque sus ojos se fijan en el hombre que se acerca a ella sigue pendiente de la reacción del otro, el cual aun sujeta el arma, con fuerza, pero sin apuntarla... -¿Podeis decirme quien es el...?- Dice, colocando una mano sobre el hombro del hombre que se le a acercado y la ha rodeado, como si de un buitre se tratase... La mujer acaricia la solapa de la chaqueta de el y al final desliza su mano hasta la espalda del hombre.

Suleea desprende un extraño aroma que aturde los sentidos, y el calor que emana de su cuerpo puede sentirlo ese hombre... Es abrasador y excitante...

Ahí, en la oscuridad, se puede oír el murmullo metálico, como si alguien, pateara una y otra ves una lata de refresco, en la lejanía, pero aquel sonido cambiaba con forme se acerca al trió que estaba por ahí, con los ojos fijos en el almacén, aquel orco avanza sin dejarse ser visto, solo el sonido metálico de su armadura a cada paso podría dar aviso a su llegada, se oculta entre cada sombra, aunque el sonido de sus movimientos le delate cuando se ponga de nuevo en movimiento.

Algún roedor pasa cerca de el, ahí hay mas de un bar, mas de un sitio en el cual los habitantes de Barcelona se divierten por las noches, así podría alegar que es un friki que viene de una fiesta de disfraces… aun así pierde credibilidad, no le interesa ya mucho, lleno a luz descubierta, con el metal reflejando las farolas a la entrada del almacén, con la clara intención de interrumpir en el.

Nadie parece h aberse percatado de la presencia del recién llegado, ambas miradas se mantienen fijas en la mujer.

- Esta zorra pregunta demasiado Halford, llenemosla de plomo y ocultemos su cuerpo en uno de los embalajes, imagina por un momento que no ha venido sola! - masculla el hombre alzando su arma apuntando hacia Suleea todo y que esta está pegada a su compañero.

- Vamos Bengus... no seas aguafiestas y baja ese trasto, no vayamos a tener un disgusto... - uno de los brazos del joven de cabellos negros algo largos, rodean la cintura de ella, dejando que otra mano se cuele entre ambos cuerpos, descendiendo peligrosamente por el vientre de ella, mostrando el joven una confiada y pícara sonrisa, quizas demasiado maliciosa lo vamos a pasar muy bien... verdad? - susurra acercando sus labios a los de Suleea.

Sonrie levemente al joven que tiene delante, jugueteando con el cabello de el... Es una lastima tener que desperdiciarlo, podria haber sido divertido pasar un rato con el, pero ahora, su sed de sangre probocada por los ultimos acontecimientos le es superior, y ante la prespectiva de poder darse un buen daño de sangre sonrie. Acerca sus labios a los de el, y su sonrisa se vuelve completamente siniestra, mostrando sus colmillos afilados. En ese momento, cualquier persona que la pudiese ver pensaria que es una vampira, pero se equivocarian completamente... Suleea no se alimentaba de sangre, solo disfrutaba derramandola.

La mano que estaba jugueteando con los cabellos de Halford se coloca en la nuca, con suavidad, y una vez ahi hace fuerza, clavandole las uñas, las cuales parecen metalicas, y realmente lo son, ya que estan recubiertas por la armadura de la pelirroja. Baja la cabeza y abre la boca, no lo besa, le muerde en el cuello y da un tirón, arrancandole un buen pedazo de carne, después lo empuja, con desprecio... El joven se empieza a desangrar y los ojos de ella brillan al ver tanta sangre. Se relame, tiene la cara manchada y por su pronunciado escote recorren las gotas de la sangre de el.

La ropa de ella se va desgarrando al abrirse paso su armadura, sabe que el compañero de el joven la atacará con esa arma, algo ridiculo para ella. Los hilos de metal recorren su cuerpo, cubriendolo como si de una segunda piel se tratase, haciendo que salgan afiladas espinas de su espalda y algunas otras que coronan su cabeza...

-Dime, muchacho... ¿Que te parece la fiesta?... ¿Estoy invitada ya...?- Sus movimientos aun son seductores, pero su sonrisa es completamente siniestra y su rostro sigue lleno de sangre... -¿Quieres terminar como tu amigo, o me ayudarás a encontrar lo que busco...?

Halford cae al suelo, gritando, llevándose las manos al cuello, tratando de hacer presión sobre la herida que irremediablemente sangra escandalosamente. La reacción de Besgus es inmediata, el hombre cuya cabeza esta afeitada, aterrado ante la escena dispara contra Suleea a la par que grita.

- Maldita zorra! que cojones eres!!

No deja de disparar ni un segundo hasta que el cargador queda completamente vacio, siendo el característico sonido de los disparos con silenciador sustituido por el chasqueo del arma al no quedar munición, retrocediendo sin apartar la mirada de ella, de ojos desencajados por el pánico, llevándose la temblorosa mano libre a uno de los bolsillos interiores tratando de dar con otro cargador, desviando por un segundo la mirada hacia el cuerpo inmovil de su compañero que yace boca abajo sobre un escandaloso charco de sangre. Sin medias mas, hecha a correr trastabillando hacia la salida de emergencia que ahora parece cobrar mas significado que nunca para el hombre.

Suleea sonrie, las balas tan solo rebotan en su armadura o son esquivadas por finas cintas metalicas que se mueven alrededor del cuerpo de la mujer, mientras el le dispara ella iba abanzando y al darse cuenta de que pretende huir por la salida de emergencia la pelirroja desaparece entre sus propias sombras y reaparece justo enfrente del hombre que corre...

Sonrie de medio lado, quiere mas... Dos cintas, como si de dos filos se tratasen atraviesan al hombre por los hombros y lo alzan un par de palmos del suelo a la par que lo acercan al cuerpo de la joven... -¿Quieres saber lo que soy? ¿O prefieres sentirlo?...-Chasquea la lengua y acerca el rostro de el al suyo... -Tu panico me alimentará... el miedo y la oscuridad son lo mejor que hay...- Junta los dedos de su mano derecha, la que lleva la gema roja, y con un rapido movimiento mete la mano dentro del hombre, a la altura del corazón y se lo arranca, haciendo crujir los huesos del interior de su presa. Lame el corazón, mostrando satisfacción en su rostro y mirando al hombre, el cual aun sigue vivo, pero por poco tiempo.

Muerde el corazón, llenandose de sangre y deja caer a su presa... Tras devorar el corazón se relame, llevandose un dedo a la boca, parece querer mas. Mira hacia arriba, hacia las oficinas, y lo siente de nuevo, necesita saber si el esta ahí, lo necesita, y lo quiere ahora, lleva demasiado tiempo anhelandolo. Su cuerpo se envuelve en sombras y aparece en las oficinas, sus ojos lo buscan casi con desesperación...

El altillo no tiene ninguna división interior, es una gran sala en cuyo suelo, puede verse donde antiguamente había anclados unos paneles que dividian el amplio altillo. Al fondo hay un gran ventanal donde se filtra la luz de la calle, ante el cual hay una improvisada mesa, una puerta sobre dos bidones tras la cual donde reposan esparcidos varios papeles, una bandejita de plata con restos de una especie de polvo blanco con un par de billetes a medio envolver formando unos pequeños canutos. Entre la mesa y el ventanal hay una gran y cómoda silla/butaca propia de grandes directivos donde parece reposar una figura masculina cuyas pesadas botas reposan sobre la 'mesa', de piernas cruzadas con aire despreocupado, sus rasgos apenas se diferencian debido a la luz tras el, que por un instante deslumbra a Suleea, pero reconoce aquellos ojos de pupilas verticales que la miran fijamente y parece sonreir. El fuego del zipo que sostiene ilumina los cautivadores rasgos del pelirrojo mientras enciende el cigarrillo que sostiene entre sus labios, cerrándolo con un seco chasquido metálico que ahoga la llama del encendedor.

- Podría decirse que ha pasado mucho tiempo... mi pequeña

A un lado, sumidos en sombras mas densas, parece yacer en el polvoriento suelo un gran colchón de muelles donde se adivina la silueta de un par de muchachas desnudas, jovenes, seguramente de las que suelen frecuentar las discotecas de Marina. Junto a unas cuantas botellas de alcohol y varias prendas de vestir aquí y allá. Errtu lentamente se pone en pie, dejande que la luz acaricie su desnudo torso donde se marcan perfectamente sus músculos, dándole una larga calada al cigarrillo, dejando escapar una bocanada de humo el cual forma curiosas formas de espirales que se retuercen en el aire hasta disiparse, posando después el cigarrillo en el borde de la mesa para volver a fijar su atención en ella con una medio sonrisa.

Ah.. al fin lo tenia ante ella... -Pensó, mientras cerraba los ojos con satisfacción y tomaba aire... La joven jadeaba y estaba llena de sangre, aunque sus ojos, llenos de gozo, observaban fijamente a su padre... -Dijeron que habias muerto...- Le susurró, sonriendole, a la par que avanzaba hacia el... Sus caderas se contoneaban y sus tacones marcaban el paso -Aunque yo dudé siempre de que así fuese...-

Reparó en los dos cuerpos de las jovenes que yacian tumbadas en el colchón, aunque no les prestó mucha atención, ellas no merecian la pena ahora que tenia a Errtu frente a ella y sabia que no era una mera ilusión. Su cuerpo se detuvo frente al de el y alzó una mano para acariciarle el pecho... -He tenido un par de inconvenientes ahí abajo... esta todo hecho un asco...- Le sonrió, con esa finjida inocencia que mostraba ahora su rostro y lentamente fue pegando su cuerpo al de el, colocando la otra mano en la pierna y acariciandosela, deleitandose... -Doscientos años sin estar contigo pueden llegar a ser una tortura, padre...- Alzó sus dorados ojos, los cuales ahora brillaban mas que nunca...

Tenia muchas cosas que preguntarle, pero en ese momento, lo que mas anhelaba era sentir el cuerpo de el pegado al suyo. Se abrazó a el, rodeando con sus brazos su fornido cuello y reposando por un momento la cabeza sobre el pecho de el... -Como dirian los humanos... Te he echado de menos...- Sus curvas se pegaron a el y su pecho se frotó levemente contra el de el, haciendo que sintiese la calor que emanaba el cuerpo de la joven... Se relamió, humedeciendose los labios...

El pelirrojo le mantiene la mirada, así como esa insinuante media sonrisa, quizas en parte de complicidad, esa clase de complicidad que solo da el haber compartido lecho y noches sin dormir. Se apartó algo del improvisado escritorio con intención de recibirla, tensándose ligeramente al sentir el roce de aquella mano sobre su fuerte pecho, entornando sus ojos felinos con cierta malicia.

- Estoy seguro de que eso precisamente era lo que esperaban que os creyerais... y en parte yo también... Los Infiernos estan muy removidos... de hecho lo llevan desde hace mucho... así que opté por tomarme unas vacaciones - limitándose a encogerse de hombros a la par que no puede evitar dejar escapar una suave y breve risa, casi un ronroneo tras lo cual suspiró con cierta resignación, tomando las caderas de ella con ambas manos al sentir la calidez de su cuerpo al estrecharse contra el suyo - Suleea... Suleea... Suleea... no deberías de haber matado a esos dos... no sabes cuanto cuesta encontrar a muchachos tan... motivados... ademas... el grito de uno de ellos debe de haber alertado a los pocos humanos que pasan por aquí a estas horas... tener a la policía aquí hechará al traste mi pequeño negocio en Barcelona... y tener que librarme de dos fiambres lo empeora mas si cabe... su voz apenas era un susurro incitante.

No pudo evitar morderse el labio inferior al notar como los cautivos pechos en aquel corpiño se frotaron contra su desnudo pecho, sintiendo la calidez que emanaba de estos y el cuerpo de la diablesa, realmente sabía como incitar y hacer perder la cabeza a cualquier hombre, incluido a los de sangre infernal, pero había pocas tretas que ella pudiera enseñarle. Una de sus manos, ascendio por los costados de ella prodigándole un agradable cosquilleo con las yemas de sus dedos hasta posarse tras su espalda, acariciándola suavemente.

- supongo que no es necesario que diga que yo también te heché en falta... - susurra reclinando su rostro hasta que sus labios rozan casi los de ella, sintiendo la proximidad de sus labios y su cálido aliento

Le sonrió, le daba lo mismo si al matar a esos dos hombres le habia causado problema, en esos momentos tan solo le interesaba el y el hecho de saber que no habia muerto... La mayoría se tragó la historia de que Cerenacius habia caido, y ella, estuvo a punto de hacerlo, pero algo en su interior le decia que lo buscase, que tenia que haber algo mas... -Nadie dijo nada despues de saber la noticia, todos siguieron con sus planes y los infiernos andan descontrolados, mas si puede decirse... Se necesita mano dura ahi abajo... - Sus labios rozan los de el al hablar... - Yo no quise creer tu muerte y salí en tu busqueda... Hasta que hoy sentí tu presencia, aun así, hay algo diferente en ti... No eres como antes...-

Coloca una mano sobre el hombro desnudo de el y se pone de puntillas, al fin besa sus labios, con pasion y algo de brusquedad, los necesitaba. Una de sus manos baja por la espalda, clavandole las uñas con suavidad, dandole ese placer que tan solo ella sabe dar. Separa sus labios de los de el y le mira a los ojos, casi con preocupación... -Tengo un problema que quizás no comprendas y me pidas que acabe con el de raiz, incluso te avergüences de mi como hija, pero tengo que contartelo para no crear futuros problemas...- Sigue mirandolo a los ojos, ella ya sabe su respuesta, aun así espera, con paciencia, mientras su mente le dice que quizás haya estado buscandolo durante tanto tiempo para volver a separarse de el...

Los labios del demonio, quien no parece ser sorprendido ante la brusquedad de la diablesa, se funden con los de ella en un apasionado y tórrido beso que ambos deseaban con tal de saciar momentaneamente la falta del uno con el otro durante todos esos años, envolviéndola entre sus fornidos brazos el demonio, estrechándola con firmeza, casi como para evitar que escapase de entre sus brazos, besándola con intensidad durante unos segundos que bien podrían haber sido horas. Despacio, aparta su slabios de los de ella, pero no sin antes atrapar el labio inferior de ella entre sus dientes, tirando suavemente hasta que resbala entre ellos, volviéndose a esbozar esa traviesa media sonrisa.

- Quizas no sea el mejor momento para confesiones Suleea... no dispongo de mucho tiempo después de lo que ha pasado ahí abajo... un camión llegará en breve para cargar la mercancia... ya debería de estar aquí - Sus ojos, cautivadores aunque capaces de despertar un miedo instintivo como el que despertaría un depredador, se mantienen fijos en los dorados de ella, aquellos hermosos ojos idénticos a los de su madre - podremos encontrar un momento mas adelante para que me cuentes con mas detalle... - despacio, la libera de su abrazo, no sin antes ladear el rostro para depositar dos suaves besos en la base de su cuello

Retrocede unos pasos, despegando su cuerpo del de el, aunque no lo desea así, ella también tiene cosas que hacer... Lo observa, sonriendole casi con ternura, dandole un aspecto inocente aunque aun esta manchada de sangre. El tiene razón, no es el momento adecuado, quizás en otro lugar puedan hablar durante horas sobre todo lo acontecido, aunque ella ya sabe como sepondrá el, cuales serán sus acciones y decisiones, duda mucho que haya compasión para los demás en el, nunca lo hubo y no tenia por que aparecer ahora...

Bajó la mirada y sonrió resiganda, no habia nada que hacer. Antes que nadie estaba su padre, y si el tomaba la decisión oportuna ella acataria las ordenes y actuaria, pero aun así lo intentaria, necesitaba al angel con vida, y esa era su batalla, su problema, y no el de su padre...

-Esta bien... Será mejor que me marche entonces, si me ven con este aspecto seguramente ya tendran a su sospechosa... -Se acerca de nuevo a el y deposita un suave beso en sus labios... - Podrás encontrarme no muy lejos de aqui, dentro de un dia se celebra un concierto, actua Richard Kedrey, buscame y te lo contaré todo, aceptaré sus decisiones y ordenes al respecto... -Se lleva una mano al pecho e inclina el rostro en un acto de fidelidad absoluta. Se queda con la cabeza agachada, esperando las palabras de el...

El demonio dió un par de elegantes zancadas para colocarse una vez mas practicamente pegado a ella, tomando el mentón de esta con el dorso del dedo índice para alzar su rostro con tal de que sus miradas volvieran a cruzarse, sin mas, se inclinó hacia este y deslizo largamente su lengua deliberadamente despacio desde la línea de su mandíbula hasta una de sus mejillas, arrastrando con esta los restos de un salpicón de sangre de la última víctima de la diablesa, emitiendo un casi imperceptible gruñido.

- Es una lástima... me hubiese gustado rememorar ciertas cosas contigo - sus palabras susurradas acariciaban la expuesta piel de la base del cuello de ella, prodigándole un cosquilleo que se volvía un escalofrío que recorria su columna de arriba a abajo - pero ya tendremos un momento para nosotros mas adelante... seguro... aunque un concierto no es mi idea de 'un lugar donde charlar con calma'... la humanidad parece haber enloquecido por completo, y en esos logares es donde mas patente se hace

Despacio, se separa de ella introduciendo una de sus manos en el interior de uno de los ajustados bolsillos traseros del pantalón de cuero, extrayendo un pequeño teléfono movil que abre sin mucho mas miramiento, volviendo su atención hacia ella.

- Cuando salgas, trata que nadie te vea...

-Ah...- Se limitó a decir, en una especie de gemido cuando sintió el calido aliento de el acariciar su piel, provocándole esa sensación que tan solo experimentaba estando a su lado. Lo anhelaba y aun no se había marchado, pero le tranquilizaba saber que se volverían a encontrar en cualquier momento...

-Limítate a buscarme entonces, y apareceré... Y por lo de salir sin que me vean, quédate tranquilo, aun conservo bien mis poderes... - Le sonrió de medio lado, alzó una mano para acariciarle desde el hombro hasta el cuello con las yemas de los dedos, mientras su cuerpo poco a poco desaparecía entre la oscuridad. Tras marcharse tan solo quedó su aroma salvaje...

No muy lejos de allí, sobre un alto edificio, unos ojos dorados observaban el lugar donde hacia un rato se había vuelto a encontrar con Errtu... Tenia que preparar muchas cosas para no tener mas problemas...

- Y para que buscarte cuando serás tu quien de conmigo como esta noche...? - su voz sonó con cierto matiz burlón.

No esperó respuesta, tan solo se mantuvo inmovil mientras ellas se disipaba y mezclaba con la oscuridad reinante en la oficina. Una vez solo frunció los labios como clara mueca de disgusto en verse solo ante la situación en la que le había metido su propia hija. En circunstancias normales seguramente habría actuado de otro modo, pero todo y que no lo exteriorizaba, se alegraba de ver a la diablesa, tal vez por saber que tenía con quien contar para depende que trabajitos. Fuese como fuese, usó el botón de rellamada en el móvil con tal de contactar con el transporte que debía de estar al llegar, una vez cargasen el material, se encargaría de los cuerpos...