El Joven y la Ondina

Bajo la luz de las estrellas,
en las aguas del lago,
estaba la ondina
cantando y bailando.

Un joven se acercó
y de la hermosa ondina
se prendó.

La ondina con sus cantos
al joven atraía
y todas las noches,
los amantes se veían.

La historia continua
con un desenlace fatal
pues el joven se promete
con la hija de un sirviente,
la más hermosa de todas:
La sin par Helena de Oda*.

El joven en sus noches
a la ondina visita,
pero Helena lo descubre
y le niega tal fechoría.

El joven resignado
deja de ir al lago.
Y al cabo, la boda se ha celebrado

Pero la Ondina le busca,
la ondina le llama
todas las noches
en sus sueños está.

El joven acude una noche
de nuevo al lago,
la ondina no está,
esta noche no saldrá.

Pero llegó el día
de la venganza triunfal.

La ondina le busca,
la ondina le llama,
el joven de nuevo
a buscarla va.

La ondina en el interior
del lago se encuentra,
con sus cantos y movimientos,
al joven tienta.

Iluso de él, que entra al lago
al llegar a la ondina
su expresión cambia.
Sus delicadas manos
empujan al joven
al interior del lago.

Él se deja llevar
por el canto de la ondina.
¡Pobre desgraciado!

Por su lujuría,
encontró su final
en los brazos de la ondina
en venganza de su traición
por casarse con otra
que no fuera ella.

Al día siguiente,
a las orillas del lago,
un anillo de oro
Helena encontró,
símbolo del final del joven.

Pero, ¿Fue su final?
Porque, todas las noches
Helena mira hacia el lago,
escuchando las risas
de la ondina y su amado.