Concierto

-ummm… es una lástima, quería ser tu compañera, tal vez alisar las sabanas una mañana juntas sería divertido.

Su vos es suave y seductora, mirando fijamente a la mujer, tiende la mano y rosa los dedos de Richard cuando este le tiende la copa, agradeciéndole con una sonrisa, para después levantar la copa en señal de brindéis hacia él.

-O podría pasar un rato contigo.

Raziel comienza a hacerse una idea de la situacion, al parecer la secretaria que le habian enviado era Suleea, mientras que la otra... O quizas no le habian enviado a ninguna de las dos, pero estaba claro que no estaban trabajando juntas.

-Suleea, por favor, tienes permiso para tutearme. No me gustan las formalidades en pribado. Mientras no haya prensa tuteame.

Pasa por alto el comentario de la rubia, que aun no se habia presentado, en lo referente a las sabanas. Aunque sentia curiosidad por esas sabanas, y por quien las habria desalisado. Por un momento se imagino a ambas mujeres, pero era evidente que no se llevaban suficientemente bien para jugar en la cama. Pese a ello respondio cuando se dirigio a el.

-¿Acaso no estas pasando ahora un rato conmigo? Perdon, no debi oir tu nombre. ¿Como te llamas?

Habla educadamente y siempre manteniendo una suave sonrisa en su rostro. No quiere ser maleducado, pero quizas tuviera que llamar a seguridad, una vez se colo una fan histerica en su camerino, que se desnudaba mientras le gritaba que le diera un hijo. En aquella ocasion no se sintio alagado siquiera.

Suleea, su futura secretaria, al menos hasta que lo comprobara en la compañia y descubriera que no habian mandado a ninguna secretaria... O quizas si, a lo mejor se ganaba el puesto y era el el que llamaba a la empresa para confirmar el contrato.

-Bueno, Suleea, ¿de donde vienes? Suleea no es un nombre muy habitual por aqui. Hablame de ti, ¿que sabes hacer?

Andre

Una risita sonó de nuevo tras oír la parafraseada de la mujer que se decía secretaria, mas había escuchado su nombre, eso le bastaba, no creía que fuera lo suficientemente perspicaz para darse cuenta que ese era su error, aquí, lo malo estriba en las circunstancias, quería estar junto a Richard, para obtener sus objetivos, pero aquella mujer le molestaba, así que había de dos, deshacerse de ella o marcharse, y lamentablemente no podría deshacerse de aquella mujer ahí dentro, así que se puso en pie, estirando aquellas estilizadas piernas antes de girarse, dándole la espalda a ambos para detenerse en la puerta.

-Por cierto mi nombre es André pequeños demonios

Aquello lo dice guiñándoles un ojo coqueto antes de salir, para mirar al guardia que está en la puerta y seria decirle.

-Esa mujer no es su secretaria.

Dice señalando con el pulgar hacia dentro, divertida, antes de darle un beso en la mejilla, pero lo que dice lo dice seria, y segura de sí, no con los celos de alguien que se ve desplazado, así que espera que aquel hombre haga su trabajo, para ella irse, volvería, eso es seguro, pero si aquella mujer se interponía de nuevo…

De Nueva Zelanda... Un lejano lugar, en el cual no habia estado mas que una vez, para dar un concierto. Quizas alli fuera un nombre ligeramente habitual. Suleea parecia dispuesta a trabajar con el, a trabajar para el, asi que de momento la aceptaria como secretaria.

-De mi secretaria espero que lleve al dia mis asuntos. Se encargue de organizar mi agenda. Haga de puente entre mi y la compañia discografica. Y sea una persona de confianza y leal, al fin y al cabo si trabajas para mi pasaremos gran parte del tiempo juntos.

La otra mujer se levanta, como si le hubieran herido ligeramente el orgullo, aunque altiva, y se aleja, despidiendose llamandonos demonios... Yo aun conservo mis blancas alas de Querubin, y no es de mi agrado que me llamen sirviente de Satanas, ni que lo impliquen.

Pero Andre parece dispuesta a dar algo de guerra, y informa a los guardaespaldas de la eventualidad en el curriculum de Suleea. El guardia mira a Richard con curiosidad y este le apacigua.

-Esta en fase de pruebas, dejarnos solos. Que nadie, absolutamente nadie nos moleste hasta mañana por la mañana.

Pone la cara mas picara que puede, para que los guardias interpreten lo que quieran, y se marchen dejandolos a solas. En su camerino.

-Espero que haya valido la pena deshacerme de mis guardaespaldas. Ahora estamos a solas, por favor, si quieres trabajar para mi, se sincera, puedo ver la mentira.

Richard escucha con atencion lo que dice la mujer. Al parecer no ha sido un error no llamar a seguridad, ni echarla de alli. Lo que dice es interesante, pero ha de pensar en ello, y han de hablarlo.

El hombre sonrie. Se levanta y se acerca a la cocina. Vuelve a abrir la nevera, y tras mirarla un rato la cierra. Mira en los armarios de alli cerca, hasta que al final encuentra algo que parece complacerle. Pone agua a hervir en un cazo. Mira a Suleea.

-Provablemente estemos aqui bastante rato. ¿Te apetece un poco de ramen? Lo siento, no tengo gran cosa en la nevera...

Tiene un par de boles de fideos instantaneos preparados al lado del agua. Cuando esta comienza a burbujear ligeramente hecha el agua en los boles. Los cierra con unos palillos japoneses y vuelve a donde esta la mujer. Deja ambos recipientes sobre la mesa, uno es de gambas y el otro es de pollo al curry.

-Entiendo. No me importa que te mantengas cerca de mi, y de mis fans y su oscuridad interior. Pero no quiero que ninguna de ellas sufra el mas minimo daño. ¿Que efecto tendria en ellas que tomaras su oscuridad? Yo no estoy interesado en sus almas, me interesa cumplir sus deseos, nada mas.

Agarra el bol del pollo al curry y hace girar los palillos en su interior. Sacando unos cuantos fideos muy largos, y llevandoselos humeantes a los labios y sorviendo suavemente.

-Otra cosa mas. Revelar tu nombre autentico a los extraños es una imprudencia, hay formas de atar a un demonio conociendo su nombre... Ademas, el tuyo no es un nombre normal, llamaria demasiado la atencion. De cara a la gente, como mi secretaria, deberias adoptar otro nombre.

El hombre se sorprende ligeramente al ver la falta de ropa de su invitada. Y sonrie al verla jugar con el fideo, se acerca a ella colocandose detras, le sujeta una mano, ayudandola a cojer los palillos y haciendo la pinza, luego lleva unos pocos fideos a la boca de esta.

-Se hace asi, Sarah. Mientras no les hagas daño, y puedan seguir viniendo no me importa. Tu me cubres las espaldas yo te las cubro. Este mundo ya es bastante peligroso por si solo.

Luego se aparta de ella, en vez de sentarse se quita la camiseta. Dejando al descubierto todos los tatuajes que recubren su cuerpo y los distintos piercings. Ya que estaban poniendose comodos el podria hacer lo mismo. Se sienta, agarra su copa y da un profundo trago, vaciandola. La vuelve a llenar, y de paso rellena la de Suleea.

-Bueno, me alegra saber que Andre no tiene tu nombre completo. A partir de ahora trabajaras como mi secretaria, acompañandome en los conciertos, las ruedas de prensa, las firmas de autografos... y quien sabe, quizas tambien en galas beneficas, en conferencias, en el teatro... En publico llamame señor Kadrey, en pribado llamame como gustes, yo te llamare Suleea.

Richard mueve ligeramente la cabeza hacia arriba. Contemplando el imponente cuerpo de la mujer desde abajo. Observando cada pedazo de torneada piel. Sonrie ante la caricia.

-Tu forma de vestir, esta bien. Aunque quizas demasiado bien, procura no llamar demasiado la atencion, a solas puedes vestir lo que quieras, como... como si no quieres llevar absolutamente nada. ¿Por cierto, tienes donde dormir?

Sus ojos se desvian ligeramente hacia su habitacion, hay una enorme cama doble con sabanas naranjas y almohadas amarillas, todo de fina y suave seda. Seria un buen anfrition y le ofreceria un sitio.

-Creo que hay algo de helado de chocolate en el congelador. ¿Te apetece?

Richard no puede evitar dejar escapar una risita ante el mordisco, le hace cosquillas. Observo a la mujer cuando esta se volvio a sentar, se habia desnudado por completo, a excepcion de un brazalete, y un punto de lujuria parecia aparecer suavemente en su rostro.

-Pues, solo tengo helado. Quizas en otra ocasion, me gusta el helado.

Se levanta y se acerca al conjelador. Lo habre y saca una tarrina de helado de chocolate negro de hagen dazz, tambien lleva una cuchara entre los labios. En vez de volver al sillon se va hacia la cama. Agarra la cuchara con una mano, y con ella señala a Suleea.

-Y me gusta tomar el helado en la cama.

Llega a la cama y se tumba. Abre el helado y comienza a lamer la tapa, con un poco de helado medio derretido y pepitas de chocolate. Llena la cucharada con helado y se la tiende a la mujer.

-¿Quieres?

Richard no tarda en volver a probar el chocolate, sin mover a penas la cuchara. Sus padres de pequeño le decian que no jugara con la comida, pero asi era mas divertido. Poco a poco el calor de ambos cuerpos fue fundiendo el chocolate, que se iba derritiendo. La tarrina no tardo en acabarse, mucho despues los dos caerian rendidos en la cama.

A la mañana siguiente Richard se desperto y miro a su alrededor. En el suelo quedaba la tarrina, medio aplastada. Descubrio la cuchara debajo de una de las piernas de ella. Con suavidad y cariño saco la cuchara y la dejo en la mesilla. Se fue a la ducha, dejando a la mujer cubierta por las sabanas de seda.

El agua caliente le despejo las ideas. Y le limpio el cuerpo, aun pegajoso por el helado. Luego desayunaria y llamaria a la compañia para formalizar el contrato de una nueva secretaria.