Empieza la gira (1)

Richard Kadrey observaba el montaje del escenario. Poco a poco los distintos operarios ensamblavan las vigas y el terreno. Era un escenario fijo, se habian organizado diversos conciertos a lo largo de la semana y el actuaria hacia el final, como artista invitado.

Llevaba unos pantalones veige y sobre ellos una camisa blanca. Raramente iba vestido de forma elegante. Pero queria pasar relativamente desapercibido. Le gustaba no tener una legion de fans a sus espaldas.

Mientras pensaba todo esto se separo de la baranda. Se giro, y miro a su alrededor, la bella ciudad de Barcelona le recibia con las puertas abiertas. Tendio una mano a su secretaria. Habian quedado en ir a comprar ropa mas adecuada para ella.

Asi pues como en pretty woman salieron a comprar.

El hombre sonrie. Callejeando un poco, y tras preguntar a un par de ciudadanos locales por tiendas de ropa acaban metidos en unos grandes almacenes. Hay todo tipo de tiendas de ropa. Dejando atras la ropa de surferos que encontraron en la primera puerta, la gran seleccion de zapatos de la segunda, y las distintas marcas deportivas de la tercera, se pararon ante una tienda de ropa tejana.

Tras dar unas vueltas una vendedora se acerco a atenderlos. Le saco una gran seleccion de pantalones y chaquetas a Richard, y este se decidio por unos pantalones negros, bastante desgastados.

Se giro hacia su acompañante.

-Sarah, ¿te convence algo?

La dependienta se aleja un poco. Volviendo al rato con varias minifaldas, entre ellas hay diversos modelos de minifalda, una negra de cuero, una roja de fina tela, otra tejana... Tambien lleva diversas camisetas de tirantes de muchos colores y estampados, un par de palabras de honor, rojas, y varias sobrecamisas y chalecos.

Tomo a Suleea con ella y la llevo hasta un vestidor. Le tendio el monton de ropa y se fue a buscar a Richard. Que no tardaba en estar frente al probador mientras la mujer se cambiaba dentro.

En la opinion del hombre le quedaban especialmente bien las minifaldas negras y tejanas, acompañadas de finas camisas de tirantes de tonos mas coloridos, rojos, naranjas, amarillos, verdes o azules. Tambien le hizo comprar un conjunto mas formal, formado por unos pantaloncitos cortos, una camisa blanca de mangas cortas y un ceñido chaleco-corse.

-Te hara falta algo de ropa elegante, un poco mas seria, por si hay ruedas de prensa.

Cuando hubieron acabado y sangrado la tarjeta de credito de la compañia discografica ambos salieron con unas cuantas bolsas de nuevo a la calle.

-¿Y ahora? ¿Que te apeteceria hacer?

Richard se movia habilmente entre la gente, dejandolas pasar y pasando en los momentos justos. Giando a Suleea a traves de la muchedumbre.

-Pues... yo sugeriria que fueramos al hotel, a dejar esto. Luego podemos ir a pasear, a las ramblas, o a tomar un helado. No acostumbro a tener citas, la verdad. Y por tus impulsos... si no los repirmes probablemente pronto tengamos a la prensa detras, y no es algo agradable. Procura mantenerlos a ralla, al menos hasta que estemos a solas.

Tras un corto trayecto en el metro llegan de nuevo al hotel. Donde dejan las bolsas sobre la cama. Vuelven a bajar y a tomar el metro hasta las ramblas. Pasean un rato balo los arboles, mirando las paraditas y los kioscos. No tardan en comprar unos helados en una tienda. Richard compra un helado de nata y otro de chocolate. Y luego le tiende el de chocolate a la mujer.

-Cuidado no te manches.

Al ver los ojos de la mujer fijos en el el hombre sonrie. Baja ligeramente sus gafas de sol y ella puede ver los pozos de luz profunda que hay en ellos. Luego vuelve a taparselos con las gafas de sol.

-Seguro que alguna habra. Estan por todas partes, ademas, si no hubiera la discografica no habria aceptado que diera un concierto aqui. ¿Sabes que podriamos hacer?

Se dirige hacia un mapa de lineas de metro y comienza a observarlas. Acompañando sus pensamientos con un dedo hasta que da con la linea adecuada.

-¿Vamos a la playa?

Richard reduce el paso cuando la mujer se lo pide. Tomandola de la mano y giandola. Poco a poco se acerca a ella, y le susurra al oido.

-Yo juego con ventaja, siempre me he movido entre la gente.

Cuando la mujer le pregunta por el mapa le explica lo que es. La tecnologia humana ha avanzado en gran manera, pese a que en el cielo y en el infierno aun se emplean carros y caballos en la tierra es casi imposible ver uno de esos.

-Ya todo son maquinas, aqui abajo. Ahora tomaremos el metro hasta estar cerca de la playa.

Dicho y hecho, en breve se encuentran con los pies en la arena. El agua no es clara y cristalina, pero parece limpia. No hay nadie en la arena, pues al ser un dia lavorable no esta concurrida.

-Vaya... se me olvido el bañador.

El hombre sonrie, pudoroso, ante la llamada de la mujer. Parece dudar en seguirla, teme por los paparazzis. Pero habia sido idea suya ir a la playa. Se deshizo de los pantalones, y de la camisa, quedandose con los boxers negros.

Se lanzo al agua, arrastrando con el a la mujer. La saco del agua empapada, entre sus brazos. Estaba algo inquieto.

-Espero que nadie nos vea... O mañana estaremos en todas las revistas.

Comienza a andar hacia una zona mas profunda del agua. Mientras lanza intranquilas miradas a su alrededor. Parece que no hay nadie por la zona. Poco a poco se relaja.

-Lo siento, mucho tiempo esquivando las camaras.

Richard se deja mover y manosear por la mujer. Al estar de espaldas esta algo mas tranquilo. Se quita las gafas, se pasa la patilla por el labio, mordisqueando el metal levemente, luego la sujeta con un cordon y se la pasa a la mujer en torno al cuello.

-Mejor asi. Guardalas, sin ellas estaria... ciego.

No era del todo cierto, pero habria demasiada luz. Ademas sin las gafas podria ver el alma de cualquiera que se les acercara antes de que llegara.

Tras unos instantes parpadeando y acostumbrandose a la luz Richard abraza de nuevo a Suleea.

-Esto no es lo que suele hacer una secretaria Suleea.

Su sonrisa es sincera, y parece estar agusto tal y como esta.

Richard escucha las explicaciones de la mujer. Su sonrisa se hace tierna a medida que habla. Luego la deja marchar bajo las aguas. Al volver parece mas saciada, mas llena de vida.

-Una secretaria... No tengo ni idea de lo que hace una secretaria yo tampoco. Pero... ¿sabes que soy yo? No te advirtio tu padre sobre los tipos como yo.

Se acaricia los hombros, resiguiendo sus tatuajes. Para luego abrir su torso y mostrarle su cuerpo en todo su brillante explendor.

Poco a poco, timidamente unas alas blancas comienzan a aparecer magicamente a su espalda. Con una brazada se eleva sobre el agua, flotando, seis radiantes alas blancas le sostienen sobre las aguas. Delante de la mujer.

-Lo siento Suleea. Me gustas. Pero comprende que hay cosas que me cueste hacer.

Sabia que el no era una persona normal, habia demasiada luz... pero no esperaba que hubiese tanta. Le muestra su interior y ella ha de cubrirse los ojos, esa luz es cegadora. Instintivamente retrocede, y su armadura reacciona, cubriendo su cuerpo, y esta vez no parece dejar nada de piel al descubierto, aunque ese metal sea como una segunda capa de piel que se ajusta perfectamente a su cuerpo...

La armadura no es completamente lisa, salen espinas metalicas, lo cual hace peligroso acercarse a la mujer... Sus manos han sido cubiertas por garras y su expresión ya no es para nada serena...

Esta lista para atacar, su instinto así se lo pide, desea bañarse en su sangre, descuartizarlo con sus garras, pero justo cuando se va a lanzar al ataque algo la retiene y hace que se llene de rabia... En ningun momento la ha engañado, simplemente no le ha dicho que era en realidad.

-Mi padre me advirtió sobre muchas cosas, pero yo siempre he querido experimentar por mi misma... conocer el mundo yo sola...- En su mirada se ve reflejado el odio, aun así cierra sus garras, conteniendose, mientras su cuerpo se va convirtiendo en sombras poco a poco, como si de un vapor negro se tratase, desaparece ante los ojos de Richard y reaparece de la misma forma en la orilla... No hay nadie mirandoles, aun así le da igual...

No le dice nada mas ni le vuelve a dirigir la mirada, simplemente empieza a caminar, de espaldas a el, sin dehacer la armadura...

El grita. Desgarrando el cielo con su voz. Se mueve sobre las aguas, lanzandose hacia la mujer. Agarrandola por la espalda en un abrazo, clavandose los pinchos de la armadura en la piel.

-Espera.

Sus alas se elevan, llevandolos a los dos lejos y hacia arriba. Bajo sus pies hay una inmensa mancha azul del mar mediterraneo. La sangre de el resvala sobre la armadura de ella.

-Espera.

Poco a poco va perdiendo la fuerza con la sangre. Su respiracion se hace mas trabajosa y le cuesta mantenerlos a ambos en el aire.

-No quise mentirte. Yo sabia lo que eras. Pero, no seas como ellos. Dios me dio la espalda. No me la des tu tambien. Tu me cubres las espaldas, yo te las cubro, ¿recuerdas?

Lentamente comienzan a perder altura, a medida que la fuerza de la gravedad comienza a ser mayor que la suya propia.

El habia caido en la inconsciencia, cuando ella se giro a mirarlo apenas podia mantener la mirada en ella. Su cuerpo no estaba hecho para recibir la oscuridad, aunque se habia alegado de la senda de Dios no habia perdido el alma y ahora pagaba por su inconsciencia.

Sus alas se fueron replegando hasta desaparecer a su espalda. Ya no quedaba ni rastro del angel y el hombre poco a poco se iba a despeñar contra un muro de agua. Pero no sucedio nada, ella lo salvo, llevandolo con su oscuridad.

El parpadeo, con dificultad, movio una mano, la llevo a la barbilla de ella. Acariciandola torpemente, aun manchado de sangre.

-Deseo... Deseo que estemos bien.

Poco a poco una calida sensacion recorre sus cuerpos. Las heridas de el se empiezan a cerrar levemente, y su sombra se mueve hasta posarse encima de la mujer. Es una sensacion calida, picante, electrizante, que punza los nervios de su cuerpo haciendo que poco a poco recuperen el vigor.

Tras esto, el cae medio dormido, sus heridas no estan del todo curadas pero ya no parecen nada realmente grave.

Estaba jadeando, acurrucada en el suelo... Su armadura fue replegandose lentamente hasta tapar de nuevo tan solo las partes mas intimas del cuerpo de la mujer, pero de repente sintió como una sombra cubria su cuerpo, de nuevo tenia la suficiente fuerza para levantarse por si sola, y aun mas, sentia el poder en su interior, era agradable, pero no le gustaba del todo y a su ser le constó aceptarla en su interior... Cuando se asentó del todo tomó aire.

Estaba de pie, frente a el, con una mano alzada, observandosela, perpleja... Se sentia viva, como cuando estaba con su padre y no le faltaba oscuridad. Bajó la mano y miró a Richard, estaba tirado en el suelo, y ella sentia el poder en su interior, y lo que era peor, estaba reprimiendo lo que habia sentido antes... El no tenia poder suficiente para defenderse, y ella podia despedazarlo ahi mismo, incluso cerró un puño y una sonrisa siniestra apareció en su rostro. Sus ojos brillaban y las garras volvieron a formarse...

Pero entonces sintió su ser en el interior, su sombra, y no pudo atacarle... ¿Se habia ablandado? ¿Por que no podia dañar a ese hombre? Al fin y al cabo era un angel, su enemigo ancestral, todo lo contrario a ella, pero aun así no podia atacarlo, y eso la fustraba mas. Las garras se escondieron, dejando tan solo las uñas con un extraño color metalico. Se agachó, a su lado, y paso su mano por la frente de el... -No podemos quedarnos aqui, llamaremos demasiado la atención, será mejor que nos vayamos...- Su voz era completamente neutral, y tras decirle eso se puso en pie y le acercó la ropa, dejandosela al lado... Lo miró, y por un momento pareció que habia tristeza en sus ojos, aunque fue algo fugaz.

Richard apenas se mueve. Semi inconsciente, a punto de desmayarse. Se gira hacia la mujer, la sonrie. Levemente.

-Al... hotel...

Parece que esta a punto de desmayarse. Pero una luz blanca comienza a brillar sobre su pecho, y su cuerpo se envuelve de una suave y tenue luz.

-Por favor.

La luz se va apagando por momentos. Haciendose mas leve. Necesitaba descansar, en un sitio adecuado, en una cama, ademas, no era cuestion de que sus alas le cubrieran y le curaran en mitad de la playa, donde cualquiera lo podria ver.

De nuevo sintió el odio en su interior cuando vio aparecer esa espantosa luz, se cubrió los ojos y reprimió de nuevo ese impuslo. La luz fue desapareciendo, y entonces ella recogió las pertencencias de el y se arrodilló a su lado. Incorporandolo con cuidado lo abrazó y cerró los ojos. Le costó mas de lo normal trasladarlo, pues tenia que apagar su luz para envolverlo en su oscuridad... Se guió a traves de los pocos recuerdos que ella tenia hasta llegar, despues de aparecer y desaparecer en varios tejados, envueltos en sombras, al hotel.

Lo dejó a un lado de la amplia cama de matrimonio que habian solicitado, ya que en la otra estaban las bolsas con toda la ropa que habian comprado... Cuando lo dejó en la cama lo miró un momento, pero no le dijo ni le hizo nada, se dio media vuelta y guardó las bolsas en el armario. Se sentó en la cama, de espaldas a el, lo miró de reojo, esperaba que estar en ese sito lo hiciese recuperar.

Con ambas manos se cubrió el rostro y cerró los ojos, estaba confundida, no sabia lo que estaba haciendo... Si Errtu la viese así seguramente se la llevaria con el, o veria hasta que punto podria llegar su hija, esperando que en cualquier momento saltase sobre Richard para desmembrarlo, o simplemente la alejaria de el, haciendo que Suleea volviese a ser Suleea, y no una joven confundida llena de dilemas morales, eso no era digno de ella y su padre se avergonzaria de que ella fuese su hija.

Retiró las manos de su rostro y lo alzó, haciendo que su cabello cubriese ambos ojos de la joven, habia decidido que si volvia a ver a su padre no le esconderia nada, el tendria que entenderla que aunque ambos fuesen de la misma condicion, ella no era como su padre...

Cuando llegan a la cama. Las alas de el se vuelven a desplegar. Cubriendolo completamente. Tras unos instantes parece algo mejor. Se levanta, tambaleandose. Se acerca a la mujer, y reprime el instinto para besarla.

-Gracias.

Luego se mueve, se acerca a un ordenador portatil. Navega un rato por internet, hasta llegar a una pagina de su club de fans. Comienza a leer los mensajes. "Ooh, ojala conociera a Richard" "Le deseo." "Anhelo su proximo concierto." Con el poder de los deseos poco a poco sus heridas se cerraron completamente. En breves momentos ya apenas quedaban secuelas de su encuentro con las pues de la mujer.

Vuelve a levantarse. Sentandose junto a ella. Le pasa una mano tras la espalda, recogiendo los cabellos de ella. Apartandolos de sus ojos.

-Gracias por salvarme. La gran mayoria me hubiera dejado morir, o me hubiera matado. Siento que te enteraras asi, pero debias saber lo que soy.